Mi Historia del Pepita Aurora



Hace 5 años del hundimiento del buque Pepita Aurora y hace 5 años viví uno de los días más extraños de toda mi vida.

 
Voy a compartirlo contigo porque quiero que sepas que a veces las situaciones pueden intentar desbordarnos pero tenemos que tener los pies en el suelo para ser conscientes de que la forma en que nos afecten dependa única y exclusivamente de la manera en que nos las tomemos y cómo reaccionamos a ellas.





 
Fueron un conjunto de cosas que ocurrieron el mismo día, no se porqué, pero hicieron mella en mí y provocaron en mí una sensación de no saber qué hacer ni cómo sentirme.

 

Resulta era la primera vez en mi vida que entraba en casa de una chica, sí, así de chistoso, pero nunca había sabido cómo era la sensación de entrar en casa ajena para conocer a los padres de una chica. Era en un pueblo maravilloso de la sierra de Cádiz, y tuve que hacer el viaje en coche desde Barbate.

 

Hasta ahí el día estaba siendo el típico día feliz que recordaría mucho tiempo por ese simple hecho que se da en la mayoría de vidas y relaciones con otras personas.

 

Por aquel entonces cursaba la Diplomatura en Relaciones Laborales, y me quedaba conocer la nota de un examen para terminarla, entonces esa tarde recibí la llamada de un compañero de clase, Alberto de Chiclana (quién sabe quizás volvamos a ser compañeros pronto) y me dijo que se había pasado a ver las notas de la asignatura para ver si estaban puestas por casualidad. Para nuestra sorpresa estaban colgadas !!! Y había aprobado !!! Significaba que había aprobado la última asignatura de mi carrera !!! Que ya era Diplomado !!! Naturalmente la alegría desbordante era superior a mí, y no sabía cómo reaccionar a tal noticia estando dentro de la casa de mi chica por aquel entonces en presencia de su madre.

 

Me parecía estar dentro de una burbuja, respiraba aliviado y sentía que las cosas iban por su rumbo.

 

Lo que no fue por su rumbo ese día era un barco pesquero de Barbate, que faenaba en las aguas de Marruecos en busca de boquerones y que en la vuelta hacia casa, por causa del fuerte viento de levante, naufragó y se hundió en medio del estrecho de Gibraltar, provocando la mayor tragedia del pueblo de Barbate en muchos años, sino de toda su historia, además de hacer recordar la otra gran tragedia similar que ocurrió a finales de los años 50 con el hundimiento del Jóven Alonso.

 

Lo normal es que yo no me hubiese enterado hasta llegar a Barbate, pero no, mientras merendábamos en el salón de aquella casa, una interrupción en la programación de la televisión hacía entrar un reportaje especial de lo que estaba pasando en Barbate.

 

Nunca sentí tanta incredulidad ante unas noticias, no sabía qué decir, no sabía qué sentir. Por una parte mi felicidad por estar físicamente en aquella situación, pero por otra conocer desde allí aquella desgracia que golpearía a todo mi pueblo hacía que me temblasen las manos.

 

Ahora, tenía que volver a casa. A Barbate, que acababa de sufrir uno de los mayores golpes de su historia. El mismo día que entraba en casa de una chica y que conocía que era Diplomado.

 

Una acumulación inmediata de sentimientos que recuerdo como una locura ahora mismo, y que me hizo ver que todo depende de la forma con que tú asimiles las cosas.

 

Yo intenté que ni una ni otra me afectaran más de lo que me afectarían si hubiesen venido por separado, pero el hecho de venir juntas me provocó un cúmulo de sensaciones que tuve que controlar y que me hicieron ver que en cualquier momento pueden ocurrir tanto buenas como malas noticias y por ello tenemos que estar preparados en cierto modo a recibirlas para que nuestra reacción pueda ser controlada y poder afrontar así cualquier tipo de situación.   



Un recuerdo para los marineros y sus familias, nunca las olvidaremos en nuestro pueblo.


 
Aquí un pasodoble precioso sobre aquel suceso, que me ha recordado el gran @RaulMalia ya sabeis nuestra afición al Carnaval de Cádiz:
 
 
 
 



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