ENCHUFITOS

El domingo se estrena el documental sobre los "triunfitos" (el reencuentro de los concursantes de la 1ª edición de Operacíón Triunfo), pero no voy a hablar de ellos, sino de los "enchufitos", que son otros seres, que también han tenido éxito, pero que a diferencia de los primeros, no han tenido que presentarse a ningún proceso de concurrencia competitiva como pudiera ser un casting o unas oposiciones, ni mucho menos esforzarse en una exigente academia de música o preparándose duros temarios y legislación.

Ellos sí que han dado el cante. Y los que los enchufan, más. Son culpables de la situación por la que pasa la cada vez más podrida, Administración Pública. En la que la falta de personal cualificado hace que se ofrezca una deficiente calidad en los servicios provocando que su imagen cada vez esté más desvalorizada.

¿Pero a unos y a otros, qué más les da?

Los enchufitos: Defienden a capa y espada sus puestos de trabajo, aunque realmente se la suden las tareas propias del mismo, sólo les preocupa su sueldo y su culo calentito aunque se lleven toda la mañana sin mover un dedo. "Yo no soy un enchufado, yo estuve en un proceso de selección" defienden muchos, si claro, un proceso de selección hecho previamente para tí, para tu perfil. Qué listillos son. Tienen la poca vergüenza de compararse con personas que están matándose estudiando oposiciones y a las que les están quitando el trabajo. Me pregunto si dormirán tranquilos. Imagino que sí por su falta de moralidad, pero luego que no porque cualquier día los podrían echar a la calle.

Los que enchufan a los enchufitos: Son los máximos responsables porque al fin y al cabo los otros, sólo están aceptando algo que les regalan, pero éstos son los verdaderos artífices del problema y los más peligrosos. Enchufan a gente que saben de sobra que responderá por cada movimiento que hagan, serán sus lacayos y tendrán para siempre que devolverles el favor, por tanto serán trabajadores manejables para poder hacer y deshacer lo que quieran. Y por supuesto, para votarles. Tendrán que hacerlo si quieren mantener sus puestos de trabajo. 

Exigirán a los enchufitos que hagan lo que se les indique. No importan las funciones objetivas e imparciales que establece la ley que tienen que realizar los trabajadores públicos y por tanto, se politiza el servicio desde las tareas más básicas a los puestos directivos y superiores donde también se enchufa. ¿Qué implica todo ello? Tener el poder y el control absoluto sobre la Administración, que constitucionalmente está sometida al Derecho, a la ley y al ordenamiento jurídico, pero que así sólo está sometida a los criterios del partido político que esté controlando dicha situación.

En mi pueblo y mi Comunidad Autónoma es un desastre:

En el Ayuntamiento, en prácticamente todas sus dependencias y en sus empresas públicas los hay, en la mancomunidad, en el Servicio Andaluz de Empleo, en la asociación de empresarios, en los sindicatos, en los Centros de Apoyo al Desarrollo Empresarial, en los demás centros y agencias de la Junta de Andalucía, y en cada lugar público al que te dirijas, hasta en la piscina. Trabajadores que entran en el Ayuntamiento por ser familiares de fulanito, o miembros del partido político de menganito, que pasan del Ayuntamiento a sus entidades públicas y viceversa como la ficha que es comida en el parchís que vuelve al tablero. Enchufados que no son capaces de solucionar los problemas de la gente, que no saben gestionar, pero sí dándose paseitos por el pueblo o recogiendo a sus hijos a la salida del colegio antes de las 2 de la tarde cuando aún ni ha cerrado su oficina. Yo que sé, por ponerte sólo algunos ejemplos. Qué te voy a contar que tú no sepas. Seguro que sabes más y en tu pueblo si no eres del mismo que el mío tendrás también casos similares.

Después de todo, lo que decíamos al principio, si se le pregunta al ciudadano de a pie sobre el servicio que recibe de las instituciones públicas probablemente considere que es una mierda y que todos los funcionarios son unos flojos. ¿Qué sorpresa no?

Señor, señora: EMPLEADO PÚBLICO NO SIGNIFICA FUNCIONARIO.

Defiendo que en la empresa privada se pueda hacer lo que se quiera, meter enchufitos y hasta jugar con los cables, al fin y al cabo, el riesgo es de quién lo toma, pero en la pública no joder, que lo pagamos "todos". 

Para más inri, aunque no respetemos cómo acceden estas personas a su trabajo, nuestra respuesta a la situación siempre es la misma: Indiferencia.

¿Qué podemos hacer? Se me ocurren 3 cosas, votar a otros, exigir que nos atiendan en las instituciones públicas funcionarios de carrera y denunciar públicamente a cada enchufe. Seguro que hay muchas más.

Pero no haremos nada, porque nos creemos que si quitamos a los "enchufitos" nos dará electricidad.

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